Brevísima historia de la interpretación simultánea en el campo de la educación médica en Colombia.
En los años 1960 Iniciaron esta labor intérpretes como Mercedes de Torres, Marisa de la vega e Isabel Mallarino, llamadas por el doctor José Félix Patiño quien identificó la necesidad de contar con traducción para las conferencias de los profesores extranjeros invitados como conferencistas. Las primeras intérpretes fueron básicamente jóvenes que iniciaron esta labor porque por familia o estudios habían vivido muchos años en el exterior y eran perfectamente bilingües.
En aquella época, quizás el único proveedor de los equipos que permitían la comunicación era el señor Marulanda. Eran unos equipos cableados de silla en silla para los participantes.
Hacia el año de 1970, viendo la necesidad de formar intérpretes, se abre la Escuela de Traducción e Interpretación de la Universidad del Rosario, la cual graduó cerca de 10 promociones mientras existió. Para formar a las estudiantes, (solamente hubo dos o tres hombres durante todo ese tiempo) el rector Antonio Rocha junto con el Decano, el Dr, Zambrano, trajeron profesores como Paola De Vásquez, Gloria Santodomingo, Melba Londoño, María Camila Hoyos, y otros, algunos de ellos ya formados como intérpretes de conferencia principalmente en la escuela de Ginebra en Suiza o en Georgetown en Washington.
La compañía Philips detectó la creciente necesidad de contar con la tecnología para hacer posible la interpretación simultánea y contrato técnicos y un ingeniero (Alberto Velásquez) para comenzar a prestar el servicio. Los equipos de la empresa Philips se usaron durante mucho tiempo y fueron los que se instalaron en el Centro de Convenciones de Cartagena eventualmente. Entre los técnicos (y todos ellos se conocieron allá), estaban Pedro Nel Durán y José Pinzón. Más adelante, ellos se independizarían de Philips para montar sus propias empresas: Pedro Nel Durán con su propio nombre, Ingetrón de Alberto Velásquez y Alsinter de José Pinzón.
Concretamente en lo que se refiere a la educación médica en el país, siempre ha sido un campo de constante actividad. Entre las intérpretes graduadas de la Universidad del Rosario y de algunas facultades extranjeras, que incursionaron en el campo de la educación médica estuvieron Rosario Camacho, Patricia Pareja, Martha Flórez, Rita Boren, María Cecilia Navas, Vivien Campo, Carolina Borrero y Adriana Arias. En un comienzo se trabajó de la mano de los médicos que dedicaron tiempo a enseñar a las intérpretes, entre ellos el Dr. Jaime Gómez, director del Instituto Neurológico de Colombia, el doctor Fernando Chalem para su primer Congreso Internacional de Reumatología, el doctor Manuel Elkin Patarroyo para uno de sus primeros congresos de inmunología, para mencionar algunos. Fue el inicio de una vida de estudio y aprendizaje constante, uso incansable de diccionarios y libros para poder cumplir con una labor por demás exigente.
Todavía hoy es un campo de incansable actividad de actualización auspiciada por las sociedades científicas y por los laboratorios farmacéuticos.
Actualmente, durante estos tiempos de excepción generados por la COVID-19, los intérpretes continúan dando apoyo a la educación médica con la ayuda de la tecnología a través de la interpretación simultánea remota (ISR) y las nuevas plataformas.
Sólo el tiempo dirá cómo continuará evolucionando esta actividad de comunicación que ha servido para acercar a personas de idiomas y trasfondos culturales diferentes pero unidas por la misma vocación de servicio a sus pacientes.
Adriana Arias de Hassan